Estar en el lado correcto del presente. – El editorial otoño 2025.

¿Parar el genocidio armados con prismáticos?
¡Qué tontería!
Hablamos con Imad Atrash, presidente de la Palestine Wildlife Society – Birdlife Palestine. Mucho pudor ante la sola idea de interesarse por la fauna en un lugar dónde la media veda está establecida para seres humanos.
La organización es muy pequeña, apenas los miembros de la junta directiva y un puñado de voluntarios que en tiempos de paz hacían lo que podían. Por suerte, ninguno de ellos ha sufrido daño, gracias a estar en Cisjordania. De hecho, continúan trabajando sobre el terreno, aunque, nos cuenta, son pequeñas labores de contención de daños. Tienen el movimiento muy limitado y el simple uso de prismáticos puede resultar muy peligroso.
En Gaza, todos los trabajos han parado. Como era de esperar, las organizaciones no gubernamentales con las que colaboraban en la franja se han visto afectadas. Con ellas operaban de manera conjunta en proyectos en el Wadi Gaza, uno de los humedales más importantes de Palestina. Pero como dice Imad, todo se ha visto afectado.
Nos pide que no dejemos de reflejar el lema de Palestine Wildlife Society: ‘Juntos por las personas y la naturaleza’. Explica que lo llevan a efecto con proyectos y actividades que ayudan tanto a unos como a otros.
Le hemos preguntado cómo podríamos colaborar con su organización y nos indica que han abierto una donación en línea en su página web (www.wildlife-pal.org) con la que podemos contribuir a la sostenibilidad de Palestine Wildlife Society, tanto en el presente como en el duro futuro que les aguarda. Tampoco descarta la posibilidad de crear un proyecto conjunto con alguna organización española como forma de cooperación.
En un tiempo en el que competir o no en un concurso hortera de música es una decisión de estado, que puede generar una crisis diplomática al tiempo que caldear los ya ardientes reactores nucleares en que se ha convertido la política española, y se impone como la principal medida de presión para parar un crimen de magnitudes bíblicas (solo la destrucción y muerte de todos los habitantes de Sodoma y Gomorra parece comparable a lo que está ocurriendo), echo un vistazo a los medios de comunicación que reflejan al día siguiente lo que ocurrió en Madrid y la cancelación de la última etapa de la Vuelta Ciclista. Dedico especial atención a los profesionales relacionados con el mundo del deporte. La decepción es absoluta.
Miro la fotografía de Tommie Smith y John Carlos en el podio de las Olimpiadas del 68, sus puños al cielo y su mirada al suelo recordando al mundo el segregacionismo racial de los Estados Unidos de Norteamérica. Recuerdo el boicot de ese mismo país a los juegos de Moscú 1980 por la invasión de Afganistán y esto me lleva a pensar en que el Comité Olímpico Internacional no dudó un instante en vetar a Rusia mientras siguieran martirizando a los ucranios. Y no me olvido de que Sudáfrica dejó de existir olímpicamente desde 1964 hasta 1994 por su Apartheid.
Ahora veo a antiguos campeones de ciclismo sin un ápice de solidaridad en sus narraciones de la jornada, a un famoso cronista deportivo de La Sexta convulsionando ante las acciones de los manifestantes y, sobre todo, no veo ni un solo deportista de cualquier disciplina, ni un organismo o federación que se plantee que quizá es hora de decir: “ya está bien”.
Tendrán miedo a pisar algún callo que pueda resultar en veto, en expulsión o en rescisión de contrato de patrocinio. Hay que recordar que son profesionales y que para jugar con los garbanzos del puchero hay que estar muy concienciado y más decidido.
El escudo con el que se protegen para hacer eso se llama “no mezclar la política con el deporte”.
Pero nosotros, los observadores de fauna, los disfrutones de la naturaleza silvestre, los preocupados por la conservación de las especies, los fotógrafos de aves, los soñadores con viajes para ver animales en lugares remotos, no estamos en el mismo lugar. Principalmente aficionados, patrocinados por nuestras carteras y expertos en comprobar lo que ocurre cuando no se mueve el culo para salvar un espacio y la vida que alberga, no estamos en esa misma situación. Perico Delgado, Josep Pedrerol o, ya puestos, la presidenta de las cañitas felices y el alcalde del Barrio de Salamanca no saben quiénes somos: no nos van a dedicar palabras gruesas ni nos van a llamar terroristas. Podemos, pues, preocuparnos y hacer lo que esté en nuestras manos.
También pienso en las expresiones de horror en las caras de los vecinos de la ciudad de Weimar cuando los soldados norteamericanos les obligaron a ver las montañas de cadáveres en el recién liberado campo de concentración de Buchenwald y comprobar con sus ojos y olfato lo que sus compatriotas habían hecho. Todos decían lo mismo y usaban otro famoso escudo: “nosotros no sabíamos nada”. Mentira. Todos los días veían cómo sus jardines y tejados se cubrían con las cenizas de los crematorios igual que ahora vemos en la televisión y nuestros móviles los cadáveres envueltos en sudarios y los edificios, uno por uno, reventados.
Este editorial comenzó a fraguarse el 8 de agosto con una conversación digital de los grajos. Desde entonces, cuando la conciencia mundial estaba de vacaciones en Neptuno, las cosas han cambiado mucho: la ONU se ha pronunciado, el jefe del estado español se ha pronunciado, han zarpado flotillas cargadas de esperanza y mucho valor e incluso los que pararon La Vuelta parece que no son ya tan malos. De hecho, da la sensación de que han sido ellos y ellas, con su actitud y determinación, banderas y kufiyas, los que han encendido la llama que parece extenderse como un incendio. La Federación Vasca de Futbol, Lewis Hamilton y, por supuesto, Eric Cantona han alzado la voz. Ahora toca continuar.
Con nuestros prismáticos no pararemos el genocidio, pero modestamente pueden estar alzados como los puños al aire de Smith y Carlos o extendidos en las carreteras como las banderas en el recorrido de La Vuelta.
El Vuelo del Grajo si está en el lado correcto del presente.
Desde estas páginas, os proponemos el uso de estos avatares para visibilizar la posición.


Javier Marquerie 18/09/2025.

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