Diminutos detalles alados es un elogio a los colibríes de Colombia, Panamá, Costa Rica y Ecuador, algunos de los países con mayor diversidad de aves del planeta, donde se encuentra una parte importante de los miembros de este singular grupo.
En el mundo se conocen unas 370 especies diferentes de colibríes, que se distribuyen desde el sur de Alaska hasta el norte de Chile y Argentina, es decir, por buena parte del continente americano.
Los colibríes son un grupo que normalmente fascina a los que viajamos desde el otro lado del planeta, pues salvo las suimangas (sunflowers), que se reparten por la mitad sur de África, próximo Oriente y sur de Asia, en el viejo mundo no tenemos nada que se parezca lo más mínimo.
La vida de los colibríes está en estrecha relación con las flores, son polinizadores de gran cantidad de plantas en los bosques tropicales y en algunas de las zonas altas y frías (por ejemplo, en el páramo andino ante la ausencia de insectos y murciélagos). Muchas flores han evolucionado de tal manera que el colibrí al visitar la flor golpea los estambres y el polen se adhiere al plumaje, facilitando su dispersión y polinización.
Capturarlos mediante la fotografía, a primera vista, parece una misión bastante compleja, aunque, como casi todo, solo es ponerse y llenarse de paciencia. El primer dilema que me planteé a la hora de fotografiarlos fue ¿alas congeladas o alas en movimiento? Después de dar muchas vueltas a la cabeza y hacer muchas fotos, he llegado a la conclusión de que prefiero las alas en movimiento, pues creo que es mucho más fiel a los momentos vividos, ya que poseen un intenso y rápido aleteo.
Normalmente viajo con dos cámaras, una Fujifilm XT4 y una XH2s, ambas las he usado para fotografiar colibríes, acompañadas inicialmente de un Fujinon 100-400mm y en los últimos años con un 150-600mm. No uso ópticas muy luminosas, pero lo compenso subiendo las ISO, sacrifico luz por versatilidad a la hora de viajar.
Es muy importante conseguir un buen lugar, con bebederos, bonitos posaderos, y donde la luz no sea un problema. Además, para hacer buenas fotos es fundamental cuidar los fondos. Me gusta usar fondos limpios con pocas distracciones.
En cuanto a la velocidad, siempre pensé que lo ideal era trabajar con velocidades altas con el objetivo de congelarlos, hoy me gusta más usar bajas/medias, por ejemplo: 125/1, 250/1, 500/1, incluso en algunas ocasiones, dependiendo de la especie, para aquellas que se paran delante de la flor o el bebedero, uso hasta 60/1. El enfoque de seguimiento y activar la detección de aves son herramientas de gran ayuda para tener el ojo y la cabeza enfocados.
Hay que arriesgarse a colocar elementos entre la óptica y las flores o el bebedero para buscar desenfoques, cambiar la velocidad, los puntos de enfoque y la temperatura… asegurar unas pocas fotos correctas, tipo retrato, para identificar la especie y luego intentar hacer algo un poco diferente. Al final, se trata de paciencia y de divertirse fotografiando.
Algunos de los sitios donde he disfrutado mucho con los colibríes son:
En Colombia, en San Felipe Birding Lodge y Bosque de Niebla Birding Nature, en el Km 18 cerca de Cali; en Hacienda El Bosque, Río Blanco Reserva Natural y Tinamú Birding, en Manizales; en Colores de la Sierra Ecohotel y Mountain House, en Santa Marta. En Panamá, en Birding Paradise, Chiriquí. En Ecuador, San Tadeo Birding y el Punto Ornitológico en Mindo. En Costa Rica, en Sueños Natura Birding & Fotography (Siberia del Páramo, Sierra de Talamanca), en Arte de Plumas Birding Lodge (Tayutic, Cartago) y en Tour Romain, en el bosque de La Paz de San Ramón.