HIDES

Hide El Primillar de El Taray.

CUANDO LA CONSERVACIÓN Y LA FOTOGRAFÍA DE FAUNA CAMINAN DE LA MANO

En esta primera oportunidad de análisis de un hide, de los muchos que vendrán, hemos querido parar en el Primillar de la reserva fotográfica El Taray. La elección de este aguardo para inaugurar la sección no fue fortuita. Cuando en El Vuelo del Grajo nos planteamos el magazine en general, y esta sección en particular, tuvimos muy claro que en nuestro trabajo de difusión del ecoturismo y la fotografía de naturaleza, la conservación y el respeto por la biodiversidad deberían siempre prevalecer. En el contenido de la web no debería haber, jamás, promoción de comportamientos, costumbres o intervenciones que fuesen negativas para la vida silvestre y los ecosistemas. E, incluso, si fuese posible, deberíamos fijarnos siempre en aquellas iniciativas o vías de disfrute de la naturaleza que lleven asociadas medidas de conservación. Y este aguardo comercial cumple con todos estos requisitos.

El primillar

La Agrupación Naturalista Esparvel nació como asociación ecologista en 1996, para trabajar muy duro por la conservación, en la provincia de Toledo. Fue hace 20 años cuando adquirió la majada donde estaba situada la colonia de cernícalo primilla, colonia que corría riesgo continuo de expolios, así como su desaparición definitiva cuando se hundiesen los tejados. Desde entonces y de manera sucesiva, se han ido realizando obras de reacondicionamiento y estabilización de la construcción, instalando nuevos nidales y manteniendo la cubierta de tejas que facilita la nidificación.

En 2016 se construyó el primero de los dos hides, tras un acuerdo firmado entre Esparvel y Aveshide, según el modelo de explotación, desarrollo y colaboración diseñado por Daboecia. Gracias al mismo, Aveshide -empresa que gestiona los hides de El Taray- paga el 10% de los beneficios obtenidos a la asociación que, a su vez, son reinvertidos en el mantenimiento de la majada. Además, la frecuente presencia de usuarios supone cientos de horas de observación, teniendo Esparvel información puntual de todas las molestias e incidencias que se producen.

Esta temporada están ocupados más de veinte nidos, algunos de ellos con hasta cinco pollos.

Como ejemplo de lo efectivo de este control de primera mano, realizado por fotógrafos, el año pasado pudo detectarse a tiempo una disminución enorme de las parejas que estaban reproduciéndose en ese momento. Avisados de ello, se hizo una inspección, hallándose en el interior del aprisco un elevado número de cadáveres, víctimas de mamíferos. Un gato doméstico y un hurón, también doméstico y fugado de un cazador, habían sido los responsables. Sin la presencia de un fotógrafo (en cuanto las restricciones COVID lo permitieron) que lanzase la voz de alarma, es posible que el problema no se hubiese detectado hasta semanas más tarde.

A finales de junio se realizó el anillamiento de la colonia, dando como resultado la existencia de un mínimo de 20 nidos ocupados, lo que, tras el episodio de mortalidad del año pasado, es un resultado muy bueno. La colonia se ha mantenido estable, gracias al reclutamiento de aves de primer año y ejemplares aportados por la colonia de Tirez, gestionada por la Fundación Global Nature.

Se trata de un aguardo de mañana, con la luz situada a la espalda, al que conviene entrar tan pronto como sea posible para tener las mejores condiciones.

Otro dato interesante es que la mayoría de las parejas de este año están sacando adelante cinco pollos, en lugar de los habituales cuatro. Más sorprendente aún es que una de las parejas, a primeros de julio, incuba tres huevos, probablemente fruto de una puesta de reposición, al tiempo que saca adelante otros tres. Será interesante ver qué pasa con esta pareja, que va a terminar la cría mucho más tarde que el resto: ¿se irá el resto de la colonia a las zonas de alimentación previas a la migración dejando a esta familia atrás? ¿Acortarán el proceso de emancipación para respetar el ciclo anual de la especie?

El hide

Se trata de dos casetas sobreelevadas, con capacidad para dos personas cada una y con acceso mediante escaleras portátiles. Su construcción, muy sólida y estable, está hecha siguiendo el mismo esquema que el resto de aguardos de El Taray. La estructura de madera está cubierta en el exterior por doble capa de cañizo natural, lo que además de darle un aspecto muy integrado con el entorno y ofrecer resguardo y lugar de reproducción a insectos, brinda cierto nivel de aislamiento térmico. El techo, en estos momentos, consta de una capa de caucho negro que en un futuro próximo será cubierta con el mismo material que las paredes.

El interior está forrado de manera compacta con planchas aislantes de fibra amarilla, convenientemente acabadas en negro. El suelo de caucho permite un nivel de higiene y limpieza muy adecuado. Dos sillas, una balda y el más elemental de los sistemas para almacenamiento de aguas menores -situados en un pequeño y discreto armarito- completan el ajuar que se encontrará el fotógrafo en su interior.

Las construcciones cuentan, además, con algunas rejillas de ventilación, más amplias y practicables en el frontal, justo encima del cristal espía. Por supuesto, si el día se ajusta a lo esperado a una jornada en época de reproducción del cernícalo primilla, es sol golpeará con mano dura sobre la parte trasera y techo de la construcción, a ese castigo no hay material constructivo que ofrezca resistencia y el calor se dejará sentir.

La sesión

Se trata de un aguardo de mañana, con la luz situada a la espalda, al que conviene entrar tan pronto como sea posible para tener las mejores condiciones; máxime teniendo en cuenta que hacia las doce del mediodía la calidad de la luz dejará mucho que desear y el calor se empezará a sentir con energía. Una vez dentro, la acción comienza inmediatamente. Al tratarse de una colonia de primillas, lo que el fotógrafo tiene delante es directamente la entrada a media docena de nidos, en plena época de reproducción. El movimiento es continuo. Las idas y venidas son más que frecuentes, pero, de tanto en tanto, los adultos se toman un respiro y permanecen posados en lugares naturales o en perchas decorativas colocadas a tal fin. Las arribadas, si se está atento porque no hay mucho ángulo despejado que lo permita, ofrecen la posibilidad de obtener fotografías frontales en vuelo, muy interesantes. A este respecto puede que la caseta de la derecha sea más indicada para conseguir este tipo de instantáneas de los primillas.

Resulta también muy interesante y entretenido analizar e identificar la variedad de presas que los adultos acarrean a sus insaciables crías. Grillos, escarabajos, larvas de mariposas, lagartijas y algún roedor supondrán un reto para la capacidad de identificación del fotógrafo.

Una vez dentro, la acción comienza inmediatamente. Al tratarse de una colonia de primillas, lo que el fotógrafo tiene delante es directamente la entrada a media docena de nidos, en plena época de reproducción.

La colonia es compartida por las siempre entretenidas y maravillosas grajillas. Tener unas cuantas parejas y poderlas observar con detenimiento y calma es una delicia. Su clara inteligencia, las relaciones entre ellas y el comportamiento con respecto a los vecinos es, sencillamente, fascinante. Por no hablar de la infinidad de sonidos, reclamos y parloteos que son capaces de emitir. Y más sorprendente aún es su trabajo, unido y decidido, para hacer frente a los aguiluchos laguneros y milanos que en ocasiones se dejan ver por la zona. Al súbito enjambre de grajillas se unen también los cernícalos. Son un vecindario bien avenido con intereses comunes, por lo visto.

Aunque, obviamente, no son el objetivo ni de la instalación ni de la visita del fotógrafo, además de estas dos especies, desde este escondite se pudieron fotografiar, en buenas condiciones, abubilla, paloma zurita, estornino negro y gorrión. La miel en los labios la dejaba una pareja de carracas que, aunque utilizaban el aprisco como otero, el punto elegido lo tenían en el lado opuesto.

En resumen, este aguardo es todo un modelo a seguir en su concepción, extremadamente respetuoso con las especies y el entorno y éticamente irreprochable. Para el fotógrafo es una opción absolutamente segura (garantizada al 100% la presencia continua), las instalaciones son adecuadas y permiten desarrollar la sesión con un aceptable grado de confort.

Las arribadas de los cernícalos brindan buenas oportunidades para la fotografías en vuelo.

Aspecto exterior de uno de los dos aguardos.

Visión del primillar desde el interior del hide.

Con un 800mm se llega hasta el retrato corto de del pequeño falcónido.

Reserva fotográfica El Taray

El Taray es una finca privada de aproximadamente 1100 ha de superficie que se localiza al sureste de la provincia de Toledo, en el término municipal de Quero. La mayor parte de la finca es un humedal de unas 400 ha, rodeado por un ancho y bien desarrollado cinturón de carrizo que explica, en buena medida, la gran importancia de esta laguna para la reproducción de aves acuáticas y palustres. Cuenta con 26 hides, 4 hidrohides y allí se han fotografiado más de 180 especies.

GALERÍA

  • No se si se seguirá haciendo, pero hasta hace bien poco en la Finca de el Taray se cebaba prácticamente en todos los hides. Se criaban tenebrios, ratones y estorninos en una de las casas de la finca para poner cada mañana la comida a todas las especies que habrían de visitar la finca.
    Por otro lado, es pertinente contar más. No podemos separar la cultura de la naturaleza, lo social de lo natural, porque son parte de lo mismo. Cuando hablamos de conservación hay que hablar del contexto sociopolítico y cultural.
    Esa finca pertenece a uno de los hijos de los ex dueños de Talgo, una familia que durante décadas ha acaparado tierra y capital, que se ha aprovechado del trabajo agrario de familias dentro de «sus dominios», que desde luego no han conseguido mediante el trabajo.
    En esa finca trabajó un amigo, con su carrera y su máster. Vivía en la finca y desempeñaba las tareas que comento. No tenía contrato y cobraba 650 euros al mes. Repito que vivía ahí.
    Cuando despolitizamos lo natural y lo abstraemos de su contexto, entonces, nos resulta imposible protegerlo.

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