FESTIVALES
Letras Verdes, palabras necesarias.
2º ENCUENTRO DE LITERATURA MEDIOAMBIENTAL LETRAS VERDES.
Mientras cabalgamos, a galope tendido, hacia el abismo de la extinción masiva, con el frenesí mediático de la crisis climática echando leña al fuego y el urgente replanteamiento urbanita por escapar al rural, va un amante de la naturaleza canario y monta un tranquilo y relajado encuentro sobre literatura medioambiental. Podría ser el comienzo de un chiste -previsiblemente largo y con dudosas posibilidades de esbozar un atisbo de sonrisa entre los escuchantes-, pero es cierto: Juanjo Ramos, cabeza visible de esta iniciativa, se lanzó a su segunda edición. Y resultó no ser chiste, sino aventura, bella y necesaria.
Repitiendo escenario -El Palmar, pequeño pueblo situado en el maravilloso vallecito de El Teno en Tenerife- esta segunda cita de Letras Verdes se desarrolló durante los pasados 17, 18 y 19 de noviembre. La idea es tan sencilla como brillante: juntar durante unos días a autores literarios, ilustradores, editores y libreros, con el público, en un ambiente que invita a la escucha y al intercambio de ideas. Todo ello, en torno a los temas centrales de la naturaleza y la ruralidad.
Literatura medioambiental.
Guías de identificación, estudios sobre estados de conservación y profundos trabajos de etología parecen los temas propios para los anaqueles de una sección de naturaleza de cualquier librería generalista. Sin embargo, la novela de ficción, el libro de viaje, la recopilación de experiencias personales o la sorprendente mezcla de todo ello son los prismáticos del naturalista que descansa en buen sofá, cuando no está pisando prados, bosques, altas cumbres o áridas estepas.
Descubrir el apasionante mundo de la etología animal a través de la familia, como hizo Durrell, o abrir los ojos, al tiempo que trazas nuevos caminos por regiones desconocidas, mientras un indómito cazador te sumerge en la naturaleza, como contó Arséniev en su Dersu Uzala, son buenos ejemplos de ello.
Y también lo es Aves y hombres de William H. Hudson. Y entender que hace más de cien años ya existía un ecologista literario que se acercaba a la fauna silvestre con algo más que interés científico. Y que, un siglo más tarde, Jennifer Akerman consiguió un auténtico bestseller mundial con su El ingenio de las aves, hablando exactamente de lo mismo: experiencias personales, observaciones y conclusiones científicas puestas en negro sobre blanco, con la pluma guiada por mente y corazón, en equilibrio creativo.
Quizá fuera por la exquisita preparación del programa o por el sincero y profundo interés de todos los temas propuestos, el caso es que los actos se sucedían con sorprendente naturalidad.
La literatura medioambiental pasa por un momento. Esto, que pase por un momento, hablando de libros, ya es mucho: está viva y muy activa. En Letras Verdes se presentaron un montón de títulos, algunos en primicia absoluta. Autores, ilustradores, libreros, editores y poetas de ambos sexos (todo dicho en plural, aunque algunos oficios tuviesen representación singular) profundizaron sobre el estado del asunto. Todas las obras son recomendables. Todas nos llevarán a bosques lejanos, al interior del problema o a comprender mejor la naturaleza. O -sorprendentemente, sí- todo a la vez.
Letras Verdes.
Ponencias, debates y explicación de temas son fórmulas de presentación habituales en ferias, encuentros y jornadas sobre naturaleza. Generalmente, sobre asuntos apasionantes y, en ocasiones, magníficamente expuestos.
Aquí radica la diferencia fundamental de este encuentro. En Letras Verdes el programa propone presentaciones en las que el autor es entrevistado en directo por otra persona tan apasionante como él mismo, evitando los soliloquios “revienta-contenidos”, o bien ofreciendo diálogos y conversatorios, esencia misma de estas jornadas, en las que se invita a la profundización, a varias voces, o a buscar la participación directa del público.
Así, rodeados por el loquísimo, agreste y verde paisaje de esa parte de la isla de Tenerife, se desarrollan los temas en sesiones no excesivamente largas. Por las mañanas, puedes optar por asistir a talleres de artes y técnicas vinculadas a la temática central de Letras Verdes o por la tentadora alternativa de escaparte a patear volcanes en busca de endemismos. Por las tardes, puedes escuchar y profundizar. Si en otras citas -esas referidas dos párrafos más arriba- los ponentes tratan de exprimir el tiempo disponible para transmitir, de la manera más adecuada posible, su mensaje, mientras el nutrido público calcula el tiempo necesario para pasar por el escusado, comprar una botella de agua y tener la oportunidad de ver un stand, antes de encontrarse con los colegas que están en una actividad paralela, en este evento canario es diferente. Cada cosa en su momento, dejando respirar lo antes escuchado.
Todas las obras presentadas son recomendables. Todas nos llevarán a bosques lejanos, al interior del problema o a comprender mejor la naturaleza.
Quizá fuera por la exquisita preparación del programa o por el sincero y profundo interés de todos los temas propuestos, el caso es que los actos se sucedían con sorprendente naturalidad, sin densidades y sin la repelente sensación de tener a alguien delante que llevase escrito en la frente con rotulador indeleble: “yo he venido aquí a hablar de mi libro”. Acudir a Letras Verdes, ya sea como público o como ponente, es ir escuchar a personas que han pasado muchas horas dándole vueltas a lo que quieren contar y saben bien de lo que hablan. Una perfecta fusión de ciencia, letras y pasión. Ir esos días a El Palmar, en tiempos del “opinologoceno”, es tener el lujo de escuchar a gente que sabe de lo que habla.
Por allí estuvieron…
Carlos de Hita y su recién salido de la imprenta Sonidos del mundo. Viajar de oídas (Anaya Touring, 2022); Francesc Kischner hablando de su experiencia como librero al frente de Oryx; Antonio Sandoval con De pajareo, rutas ornitológicas por España (geoPlaneta, 2022); Cayetano Cordovés contando su experiencia como editor en Pun Ediciones; Fran Torrents y Nicolás Ruiz hablando de cómo afrontan su trabajo como ilustradores; Javier Martín-Carbajal presentando Entre roques y alisios (Turquesa, 2022); Acerina Cruz enseñando su visión del turismo a través del libro Leyendo el turismo. Antología de ensayos y reseñas (Le Canarien Ediciones, 2022); Carlos Lozano y la ilustradora María Orgaz abriendo el apetito por leer ¡Por todos los escribanos hortelanos! (Bichomalo libros, 2022) y Ander Izagirre con su flamante Vuelta al país de Elkano(Libros del K.O., 2022). El mismo Ander, por un lado, y Virginia Mendoza, por otro, protagonizaron sendos encuentros con lectores.
Añade la experiencia de Arturo Valledor, los talleres de escritura (Sandoval), la ilustración (Torrents), la poesía de Ingrid Rivero y el collage de Maite Durán. Suma a Antonio Aguilera en el conversatorio sobre ruralismo y los moderadores Leticia Dorta, Pedro González, Alexander Velázquez, Esteban Lorenzo, Evelin Velázquez y el mismo Juanjo Ramos. Y remata con un colofón tan dulce como una cata de mieles de la tierra, ofrecida por EcoAlpispa. Podrás tener una idea aproximada de la riqueza de Letras Verdes 2022.
La necesidad.
Por la situación del medioambiente y de las especies animales y vegetales; por la necesidad de divulgación de estudios científicos; por dar cobijo a la innumerable cantidad de nuevos aficionados y profesionales de la observación de fauna; por la sorprendente explosión de personas interesadas en el ecoturismo y preocupación por el rural; por todo ello, son indispensables las publicaciones científicas, los grandes y pequeños eventos ornitológicos y las ferias de ecoturismo. Es una gloria tener el calendario cuajado de fechas subrayadas y citas de inexcusable asistencia.
Letras Verdes es otra película. Es algo que jamás podrá tener la afluencia de público de otros eventos. No por falta de confianza en un resurgir fabuloso de la imprenta, sino porque perdería una parte fundamental de la esencia misma de estas jornadas: la intimidad y cercanía. Es cultura, es ciencia, es saber hacer e -imposible negarlo- es placer calmado y relajado.
Ante la vorágine, los tiempos rápidos y la adquisición de datos a velocidad de 5G, qué necesario es que existan espacios como Letras Verdes, donde, por unos días, escuchar a gente sabia sea el centro de las agendas.
Emocionante reseña de este evento que, por segundo año consecutivo, nos reunió en lo más profundo del Parque Rural de Teno a unos cuantos entusiastas de la naturaleza, el mundo rural y los libros. Además de lo que cuentas, me gustaría añadir la calidad de las charlas espontáneas que surgían en las comidas, en los desayunos en el Albergue de Bolico. El factor humano ha sido y probablemente seguirá siendo el alma de Letras Verdes. Saludos y gracias por estar allí.
Fran Torrents