ACTUALIDAD 01/12/23

Letras Verdes, volcán de palabras.

EL III ENCUENTRO ESTATAL DE LITERATURA SOBRE NATURALEZA TUVO LUGAR DEL 15 AL 18 DE NOVIEMBRE.

El momento de la creación literaria e ilustrativa se podría describir como el resultado de un largo tiempo de profundización, de contemplación y maduración, hasta que se dan las circunstancias para que todo ello aflore y quede plasmado en un escrito o un lienzo. Debe de ser algo muy parecido a un volcán.

En ediciones anteriores, o al menos en la del año pasado, el encuentro nacional de literatura de naturaleza Letras Verdes demostró que era necesario. Durante unos días se reunían en el Valle del Palmar, Tenerife, escritores, escritoras e ilustradores involucrados en esa temática para presentar sus trabajos. Empujados por el ambiente generado, las viejas amistades y una intención manifiesta por parte de la organización de conseguir que se diesen conversaciones de incalculable valor creativo, los asistentes a estas jornadas estaban entre los suyos, en su salsa. En cualquier otro festival del calendario hubieran presentado sus obras ante las aficionadas y aficionados a los temas de naturaleza, así, en genérico. Entre el público habría habido ornitólogos, fotógrafas, senderistas, científicos o conservacionistas de todo tipo, que a buen seguro habrían estado encantados de conocer esos trabajos. Así, también en genérico. Y, probablemente, hubieran firmado un montón de ejemplares. 

Sin embargo, en Letras Verdes todo es más pequeño: menos asistentes, menos firmas y menos genérico. Pero, tras cada una de las presentaciones vendrá un corrillo. Y tras este, unas cañas. Y luego una cena. Y como hilo de Ariadna, encontrando caminos improbables, una interminable conversación. Un caldo de cultivo para alimentar las neuronas de los creadores participantes. 

Puede parecer una exageración, un exceso de benevolencia por haber disfrutado asistiendo. Pero no, no es así. Como muestra de la alquimia de los encuentros que pueden llegar a algo más, en la edición de este año se presentó De picnic por España: más de cien propuestas, editado por Planeta  Sus autores, Antonio Sandoval y César Javier Palacios asistieron en 2021 al primer Letras Verdes. Y de aquellas palabras, estos capítulos. Antes de que el avión que los llevaba de regreso a la península tocase tierra, ya tenían el esbozo de este libro.

Raíces.

Este año Letras Verdes ha echado raíces. O mejor: en esta edición, el encuentro ha escarbado en la roca volcánica de El Palmar, en busca de esas raíces, de las razones por las que un puñado de escritores y artistas se desplazan hasta el confín de la isla de Tenerife para juntarse con otros iguales, para hablar de lo mismo. Juanjo Ramos, cabeza visible, director y madre y padre de este volcán de palabras, programó el evento de este año -quiero pensar- con la intención de echar la vista atrás, de hurgar en el pasado de la literatura medioambiental y poner sobre el escritorio los trabajos de aquellos con los que dio comienzo todo. 

Una de las participaciones de María Sánchez.

La presencia de Luci Romero abriendo el encuentro lo dejó muy claro. Ella presentó su pequeño El arte de contar la naturaleza: un acercamiento al nature writing. En este ensayo, Luci hace un recorrido sobre la literatura de naturaleza, desde su nacimiento en el épico Estados Unidos del S XIX, hasta el urbano/rural de la España del XXI. Ellos –Juanjo proponiendo este programa y Luci presentando– pusieron las primeras miguitas de pan. Ponentes y asistentes, cual gallinas, buscamos las siguientes, para seguir picando y avanzando. Avanzando hacia atrás, hacia los Thoreau y los Leopold.

En la misma línea, contar con Rosario Toril, directora de la biblioteca del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), hablando de los recursos e iniciativas de dicha entidad, ahondaba en el valor de lo pretérito en la escritura y la investigación actual. 

Y como remate a este paseo en tres actos por los libros que han servido, a unos y a otros, para desarrollar el amor por las letras y por lo verde, llegó Un recorrido por la literatura de naturaleza. En él, Juanjo sacaba de la chistera una variada colección de libros sobre los que daba su opinión él mismo, Luci y Carlos Lozano . Fue una pequeña improvisación en el programa establecido, que sirvió de animado “prescriptorio” literario, origen de bastantes carcajadas y potencial agujero en la cartera para más de uno.  

Nacho Sevilla -ilustrador-, Luisal Apausa -escritor- y las Libreas -tradiciones rurales-: esencia del encuentro.

Libros, más libros.

A pesar de lo dicho, Letras Verdes fue fiel a su origen y ha continuado siendo el lugar en el que muchos autores han presentado sus libros a sus compañeros de fatigas literarias o ilustrativas. 

A los ya citados, de Sandoval, Palacios y Romero, hay que sumar otros títulos. Desde Gredos llegaron Nacho Sevilla y Luis Alfonso Apausa para presentar algo bonito. Si lanzarse al mundo editorial ya es actividad de riesgo, hacerlo especializándose en naturaleza y con un poemario ilustrado con fotografías y dibujos, suena a que los perpetradores son unos maravillosos inconscientes. Pero no es así. El Guardabosques, que así de explícitamente se llama la aventura, nace al calor del buen hacer, de las impecables maneras y gran conocer de personas como Nacho Sevilla, Pipe Nebreda y Javi González y de sus jornadas de divulgación -principalmente por Ávila-, del festival Ornitocyl’ y de desarrollar formatos y conceptos tan interesantes como los ‘Vermús Pajareros” -aperitivos informales en los que expertos profundizan en temas ligados a las aves-. De Luis Alfonso Apausa, en entornos ornitológicos, poco se pueda decir que no sea ya conocido. Es, junto a su compañera Loli, el alma del Hostal Almanzor, epicentro pajarero del norte de Gredos, es “recomendador” de senderos, cronista en verso de su pueblo y autor de los sonetos y las fotografías que componen 30 imágenes y más de mil palabras, primera referencia de la editorial.

Cesar Javier Palacios entrevistado al aire libre por Carlos Lozano.

De proyectos editoriales con mayor experiencia nos hablaron Mario Ferrer y Rubén Acosta, de Ediciones Remotas. Con 11 años y muchos títulos a sus espaldas, esta empresa de Lanzarote nació con la idea de realizar publicaciones independientes, relacionadas con la fotografía, la historia, el arte, la literatura y el diseño. Y lo hacen con unos patrones de calidad y compromiso impresionantes. Pero, sobre todo, durante su charla se convirtieron en un modelo a tener en cuenta. Sin duda, con trabajo, esfuerzo y echándole mucho cariño, han sacado su proyecto adelante en las condiciones de producción que en una isla se pueden presuponer. Solo hay que pensar en el gasto extra que significa distribuir y producir su catálogo, teniendo en cuenta que la materia prima viene de la península y que para llegar al siguiente punto de venta hay que coger un ferry o un avión.

Otra editorial que presentaba trabajos fue Bichomalo. Por un lado, Construyendo un sueño, de Valerio del Rosario, una autobiografía de un empresario del sector del ecoturismo. Por otro, la primera de una serie de 15 guías desplegables dedicadas a la biodiversidad de la Macaronesia. En este caso, las tortugas eran las protagonistas y Nicolás “Espintapájaros” Ruiz su ilustrador y copresentador, junto a Juanjo Ramos, de este primer ejemplar.

También anduvo muy presente por la Casa de Cultura de El Palmar María Sánchez. Esta veterinaria de profesión, hija y nieta de veterinarios, es poeta –Cuaderno de campo (La Bella Varsovia, 2017)-, es ensayista –Tierra de mujeres (Seix Barral, 2019) y es rescatadora de palabras –Almáciga (Geoplaneta, 2020)-, ya que en su última obra presenta un “un pequeño vivero de palabras del medio rural de las diferentes lenguas de nuestro territorio que sigue vivo y creciendo en formato virtual”. Su trabajo como veterinaria está centrado en el estudio y protección de razas autóctonas de ganado caprino. Colabora en la sección ‘Comer’ del diario La Vanguardia. Y es joven, y es del campo y es feminista. Y fue una intensa presencia en el encuentro, aportando todo lo que lo enumerado anteriormente puede aportar – mucho, diferente y variado- a una cita como es Letras Verdes.

Juanjo Ramos junto a Rosario Toril.

Futuro.

Inevitablemente también se habló de futuro. Sobre el aparente momento dulce por el que pasa la literatura de naturaleza, del interés de editoriales consagradas y del nacimiento de otras, del notorio incremento de lectores y de los intereses temáticos de estos.

Mientras, disfrutábamos de una cata de vinos tinerfeños -guiada por un sorprendente Cesar Javier, que convirtió todo lo que nos metíamos en la boca en palabras precisas- y de los quesos de leche cruda de cabra -ese ahumado, inolvidable- presentados por Alexander López de Quesería Naturteno, todo lo que se veía y se sentía en el ambiente invitaba a la continuidad de la cita. Los talleres de los ilustradores -en los que además de los citados también participaba Fran Torrens– , los participantes en las presentaciones y conversatorios, los asistentes, todos, sabíamos en esos momentos que las cosas bien hechas tienen una inevitable continuación. 

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