Durante los días 5, 6 y 7 de mayo se ha celebrado en Villafáfila (Zamora) el ‘IV Encuentro NatureWach’ cuyo hilo conductor son las aves esteparias y su situación. Su fondo, inequívoco y contundente, es sentar las bases para que el creciente turismo de observación de fauna no solo sea una fuente de trabajo para profesionales y habitantes de los parajes, sino que sea sostenible y tenga un marcado carácter conservacionista y que su práctica tienda a cero en cuanto a impacto sobre la fauna.
La asociación NatureWatch se define a sí misma como “una invitación al impulso ordenado de una de las modalidades turísticas con mayor potencial de crecimiento en nuestro país: el Ecoturismo (con letras mayúsculas) centrado en la observación de la gea, la flora y la fauna”.
Con un pequeño número de asistentes presenciales -muchos de ellos ponentes a lo largo de los días- y un número mucho mayor en público digital, las jornadas comenzaron con la participación del Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma, Juan Carlos Suárez-Quiñones, dando la bienvenida. Su presencia no pasaría de ser un buen gesto e impulso para el evento de no ser porque demostró, además, conocer muy bien el terreno del ecoturismo y la fauna, salpimentando su discurso con datos y cifras que manejaba con soltura y precisión y sin necesidad de lectura. Este detalle, por sí solo, demuestra la necesidad de la existencia de NatureWach y sus encuentros. Si en las altas esferas se manejan así los datos, toca prepararse para hacer bien las cosas. Y al final es de eso, de hacer bien las cosas, de lo que fue este encuentro.
El plan de trabajo durante los tres días que duró el ‘IV Encuentro NatureWach’ consistía en una sucesión de ponencias breves (30 minutos cada una) que se completaba con una salida de campo y visita a la Casa del Parque. La salida para conocer la reserva y su fauna, con las avutardas como especie estrella, se hizo en cuatro pequeños grupos para cumplir con las normas anti-covid y con la fantástica colaboración de los agentes y celadores forestales de la reserva. El conocimiento del terreno y los datos censales y etológicos que manejan hacen de ellos los guías de excepción más interesantes que se puede tener.
Ponencias
Las ponencias, salvo las más institucionales, fueron impartidas por profesionales del sector. En ellas se exponían, a grandes rasgos, experiencias relativas a la situación del ecoturismo y la conservación con especial énfasis en el ecosistema estepario ibérico. Algunas eran resúmenes de resultados de trabajos de campo; otras explicaban las formas de acometer un negocio de manera no solo sostenible, sino beneficiosa para las especies afectadas y el entorno; otras eran presentaciones de proyectos. Hubo espacio para que los guías de naturaleza explicasen al resto de profesionales su situación, perspectivas de futuro y visión del estado de las estepas, con óptica histórica. Sectores como el de las ferias y hides comerciales tuvieron su representación e incluso se presentó La Ruta 5, último trabajo literario de Alfonso Polvorinos y del que pronto hablaremos en nuestra sección La Biblioteca.
Especialmente interesante y participativa fue la sesión abierta para definir los puntos fundamentales de comportamiento que ha de tener el observador ante una salida para conocer la fauna esteparia. El objetivo final será la publicación y distribución de dichas recomendaciones, pero durante la sesión de trabajo se puso de manifiesto el verdadero y sincero nivel de preocupación y conocimiento de los profesionales del sector y su involucración en la conservación de las especies y sus espacios.
La opción
Las jornadas, celebradas con una programación de contenidos y una coordinación humana y técnica muy destacable, de la mano de Aránzazu Marcotegui, Joaquín López y con Luis Frechilla y Alfonso Polvorinos a la cabeza, fueron intensas e interesantes.
Es difícil, máxime si se tiene la intención de no nombrar ni empresas ni personas para tener una visión panorámica del asunto, hacer un resumen más extenso de lo que dio de sí el ‘IV Encuentro NatureWach’. La impresión es que, independientemente del campo de trabajo de cada cual, del interés personal o laboral que le mueva, o de los objetivos de los proyectos que cada uno tenga, en torno a NatureWach se han reunido una serie de personas con una visión muy curtida, pero muy amplia. Las lecturas que se podían hacer de la mayor parte de las ponencias, las conversaciones mantenidas en los momentos libres y las impresiones personales de unos y otros no dejan lugar a dudas: el objetivo común y principal es velar por la biodiversidad y los ecosistemas.
Está la conclusión lógica, egoísta y rápida de que, claro, si no hay fauna no hay negocio para los profesionales de la observación de fauna, Perogruyo dixit. Pero detrás de esto está la rotunda preparación y conocimiento de las personas que allí se reunieron. Y más adentro aún, aunque bien claro y a la vista, está el respeto y amor verdadero por el medioambiente que la cita transpiraba por cada poro. Y eso es quizá lo interesante de estas jornadas: proponer un desarrollo del ecoturismo absolutamente respetuoso con la fauna. Lo contrario sería alimentar un monstruo terriblemente peligroso y al que sería difícil eliminar más tarde. Y todos allí eran conscientes de ello.