El manual Duivendijk de las Aves de Europa.

Sin mapas ni descripciones de cantos o comportamientos, ilustrado solamente con fotografías y con un peso que lo descarta radicalmente como guía de campo, es, sin embargo, un manual de identificación que ha venido para hacerse un hueco en la biblioteca de los pajareros, con toda seguridad.

Parecería que en lo que respecta a las guías de identificación de aves europeas estaba todo dicho. La Svensson, con las magníficas ilustraciones de Killian Mullarney, y la Hume, con la misma filosofía que la anterior, pero utilizando fotografías, son las dos guías de campo difícilmente superables.


Tanto Guía de Aves de Europa de Lars Svensson (Link) como Aves de España y de Europa de Hume, ambas editadas por Omega en castellano, son unos libros magníficos que contienen todo el conocimiento básico necesario para entender la avifauna de los territorios en cuestión. Son excelentes para identificar las diversas especies, conocer los rasgos fundamentales de su etología, sus áreas de distribución, cantos y fenología. 

… ir a la página 740, que es donde comienza el monográfico de los mosquiteros y que termina 29 páginas después. En ellas se tratan 19 especies y una ssp, desde el común hasta el mosquitero del Pamir.


En números redondos, 700 especies en 400 páginas, en un libro de 20 x 14 centímetros, en el caso de la Svensson. En cierta medida, es tan buena por el compendio de conocimientos como por la capacidad de síntesis de estos. Es el epítome de las guías de campo de ornitología.


Cumplida la preceptiva y respetuosa alusión al grial de los libros de aves del Paleártico, llega el momento de dejar claro un asunto: no, esta reseña no es una comparación. Sería una insensatez. El Aves de Europa escrito por Nils van Duivendijk no pretende, en ningún caso, suplantar o sustituir nada, sobre todo porque es otra cosa. Es, más bien, complementario. Y para algunos llegará incluso a ser un indispensable.

Para empezar, no es una guía de campo. Es un manual de identificación.

Este manual, presentado en castellano con una edición magnífica, tal y como es costumbre de Lynx Natures Books (link), en tapa dura, se compone de una caja y dos volúmenes. El primero está dedicado a las aves no paseriformes y el segundo a estas últimas. En total, 1.050 páginas para estudiar a las 750 especies que han sido citadas en la región, al menos en cinco ocasiones.

Cada ficha tiene un encabezado que incluye nombre científico, nombre común en castellano y, en más pequeño, en catalá, euskera y galego. Debajo se indica la longitud y envergadura del ave, estación del año en que está presente y sectores de Europa (N, SE, Centro, etc.) en los que se puede encontrar. Cuando es necesario, se suprime esta última información para sustituirla por “divagante + el continente del que proviene”.  Y ya está. Eso es todo. No hay nada detallado sobre su estado de conservación, cantos o comportamiento. ¿Al fin y al cabo para qué repetir lo que ya está mil veces muy bien publicado y disponible a golpe de dedo en tu teléfono móvil? 

Prescindir de toda esta información y mapas de distribución libera mucho espacio, para destinarlo a lo que realmente se dedica esta pequeña enciclopedia, a la identificación.

Cada especie está ilustrada con un número variable de fotografías. Generalmente son cinco en una página, pero pueden llegar a ser 54, repartidas en 13 páginas, como en el caso de la lavandera boyera y sus subespecies. Estas imágenes, agradablemente amplias, plasman edades, mudas y detalles particulares, todo en poses características de la especie. Además, cada orden, familia o género puede estar introducido por una serie de páginas ilustradas para detallar, especificar o diferenciar, alguna característica particular.

La composición de las fotografías en cada especie se hace sobre fondos de color uniforme, semejante al entorno en el que, con mayor probabilidad, nos encontraremos al ejemplar en cuestión. Así, las rapaces o las golondrinas están maquetadas sobre un fondo azul claro grisáceo, semejante a los cielos de Europa, los patos sobre un azul ligeramente más saturado, la inmensa mayoría de los paseriformes lucen sobre diferentes tonos de verde, y las esteparias lo hacen sobre un siena. 

Las especies identificadas en el manual son las estrictamente europeas continentales, las divagantes y las rarezas neárticas, siberianas, asiáticas o africanas que han sido citadas al menos en 5 ocasiones. También se incluyen las islas británicas y las mediterráneas, pero omiten los animales del norte de África, así que no se puede decir que tenga, ni desee- una amplitud paleártica. Tampoco incorpora el rico elenco de endemismos macaronésicos.

La identificación, su fin.

La afición a las aves lleva pareja, en un porcentaje muy alto de casos, la adicción por las guías de pájaros. Todo pajarero empieza por un libro no muy caro, luego pasa a una guía recomendada por expertos y, para cuando se da cuenta, necesita pasarse por una tienda sueca para comprar una estantería.

En seguida se van sumando tratados de regiones, zonas y países, trabajos editados de grupos de aves específicos – las larolimícolas son un campo inagotable para las editoriales temáticas- y, finalmente, se añaden las de carácter técnico, como podrían ser las de aves en vuelo, rastros, pájaros en mano, o de huevos y nidos.

Este magnífico trabajo del que hablamos se podría incluir en esta categoría. Una buena parte de las aves que figuran en él no necesita presentación. El o la potencial usuaria de estos tomos no va a precisar una detallada descripción de los diversos plumajes de un carbonero común pero, sin irse muy lejos, quizá sí necesite una ayuda para identificar con seguridad los carboneros montano y palustre y sus subespecies, cuando hay coexistencia de ambas especies.

Si el ejemplo anterior no ha resultado convincente, quizá podamos ir a la página 740, que es donde comienza el monográfico de los mosquiteros y que termina 29 páginas después. En ellas se tratan 19 especies y una ssp, desde el común hasta el mosquitero del Pamir. Incluye, para deleite de los aficionados a las rarezas, una sección detallada de análisis del patrón de plumaje de las cabezas y otra sobre la estructura alar comparada de cada una de las especies. 

El tamaño generoso de las fotografías soporta perfectamente la presencia de líneas que indican con precisión a qué se refieren los concisos textos. Así, si el texto indica como detalle diagnostico que las hembras “quizá reproductoras” (supuesto segundo año) del chorlito mongol grande presentan en la banda pectoral unas zonas mínimas naranjas, el lector sabrá exactamente a qué se refiere, cuál es ese color naranja y dónde localizarlo. Este caso, escogido a vuelapluma, es real. Ese es el grado de detalle que se puede observar en este manual sobre una especie divagante. 

Otro detalle, muy de agradecer, es el orden elegido para las especies. Escojamos como ejemplo las gaviotas. Generalmente las encontraríamos agrupadas por “pequeñas” y “grandes” y después las “raras”. Sin embargo, Duivendijk prefirió poner a las gaviotas enana, reidora, Bonaparte y cabecinegra seguidas, para que la muy frecuente y la divagante neártica estuvieran juntas y así poder compararlas sin pasar página. Sencillo y efectivo. Con la misma lógica, el buitre moteado se cuela entre los autóctonos leonado y negro o la garza azul entre la real y la imperial.

Por último, fundamental en la columna vertebral de este trabajo, está el asunto fotográfico. Todas ellas provienen de la agencia AGAMI, fundada por Marc Guyt -que comparte créditos en el libro- y se caracterizan, al margen de la excelente calidad, por la neutralidad de la luz, que permite una apreciación real del ave, sin caer en bondades artísticas ni enfatizar la espectacularidad.

Impresiones.

Este trabajo quizá tenga su antecesor en la Guía de identificación de aves susceptibles de ser confundidas(Omega 2016). Esa interesante publicación, firmada por Keith Vinicombe, y con ilustraciones de Alan Harris y Laurel Tucker, se enfrenta al problema con descripciones más o menos exhaustivas de las aves (canto, etología, fenomenología y plumaje) de las especies que pueden generar problemas de identificación. Ocasionalmente, el autor compara dos o tres especies realmente parecidas. Todo ello, confiando en el texto y dejando las ilustraciones que lo acompañan como elementos para comparar, sin especial hincapié en detalles, siendo parecidas a las que se pueden ver en guías más básicas. De esta forma, su uso resulta más confuso y solo apto para ornitólogos muy avezados, capaces de entender e interpretar con precisión las palabras del autor. 

Aves de Europa -y ahora sí me atrevo a comparar- es, definitivamente, más práctica, intuitiva y visual. Y, por supuesto, mucho más extensa. Una buena parte de los textos -traducidos al castellano por Daniel Roca, Marcel Gil-Velasco y Bernat Espluga- funcionan relacionados directamente con las imágenes, lo que resulta muy didáctico. Esto, unido a una cuidada maquetación, con mucho aire y nada abigarrada, hace que su uso y lectura resulte agradable.

Ahora que el uso de la cámara está absolutamente extendido entre los pajareros y que la “identificación en diferido” ya no es una práctica exclusiva de los amantes de la fotografía, este manual se convierte en una herramienta de primer orden, absolutamente recomendable.

Aves de España, guía fotográfica de identificación.

¿Guía fotográfica de aves?

La identificación de aves requiere de muchísima precisión. Especies semejantes en su librea y tamaño, variabilidad según la edad o las señas identificativas, realmente difíciles de apreciar, hacen que sea un mundo de detalles al que solo pueden llegar los ojos, las herramientas y el conocimiento de los ilustradores científicos más preparados. Además, una guía de identificación que se precie como tal, tiene que mostrar actitudes clásicas del ave en cuestión. En muchos casos es fundamental mostrarla en vuelo -ya sea silueta rapaz o fulgurante limícola en vuelo rasante- y evitar la influencia de la temperatura de color de los rayos solares, dependiendo de la hora y el clima. Es una labor ingente que requiere de muchísimo conocimiento. Esto, entre otras cosas, hace de la Svensson la más loada de todas las guías, aunque, curiosamente, para citarla siempre nos olvidamos de los ilustradores Killian Mullarney y Dan Zetterström.

Parece que todo ello hace que la fotografía quede al margen de estas obras tan necesarias para el aficionado y el profesional de la observación de aves. De hecho, es difícil encontrar guías que basen la ilustración en imágenes tomadas con una cámara. En la librería de El Vuelo del Grajo solo hay tres libros de identificación en los que la fotografía tiene presencia.

La primera, La Guía INCAFO de las aves de la Península Ibérica, de Ramón Saez-Royuela (INCAFO 1980), es la primera que tuvo el que escribe estas líneas. Tomo de 975 páginas, con una entrañable nota escrita por mi padre que dice “A Javier, por su cumpleaños, 1984”, es plenamente fotográfica. 334 especies documentadas con una sola fotografía que, sinceramente, de poco vale, pero cuya parte escrita es muy recomendable, dedicando dos páginas por especie.

Solo hace falta ver las frecuentes recomendaciones en redes sociales, para darse cuenta de que la fotografía quedaba totalmente descartada como elemento de identificación. Pero algo ha cambiado.

La segunda, Aves terrestres, de Frieder Sauer (Blume, 1983) tampoco se puede considerar demasiado útil para la identificación de las aves, pero incorpora en casi todos los casos imágenes de los nidos, huevos y pollos, lo que aporta mucho valor a la edición.

Y finalmente la magna obra de Klaus Malling Olsen, Gulls of Europe, Asia and North America (Helm, 2003, edición de 2018) aborda la locura de la identificación de las gaviotas, utilizando tanto la ilustración como la fotografía. Las primeras son usadas para las descripciones básicas, para mostrar los patrones por edades, las segundas para abrir el inmenso abanico de variables y ángulos. Esta combinación hace de esta guía un básico para todos aquellos que quieran adentrarse en el confuso mundo de los láridos.

Aves de España. Guía fotográfica de identificación

Solo hace falta ver las frecuentes recomendaciones en redes sociales, para darse cuenta de que la fotografía quedaba, hasta ahora, totalmente descartada como elemento de identificación. Pero algo ha cambiado.

Aves de España. Guía fotográfica de identificación, de Carlos Pérez Naval (Otro Matiz, 2022) es un trabajo valiente y valioso. Y sí, conociendo la afición y saber hacer de su autor, utiliza únicamente fotografías. Pero, ojo, no se trata de una colección de postales más o menos virtuosas. Es, sin lugar a dudas, una auténtica y muy útil guía de identificación con mayúsculas.

A través de sus 415 páginas el usuario podrá consultar todas y cada una de las especies presentes en la Península Ibérica, insulares y pelágicas, las accidentales más frecuentes e incluso las presentes en los territorios españoles del norte de África. Cada una de las especies está ilustrada cumpliendo con los cánones fundamentales anteriormente descritos. Esto es: en unas magníficas composiciones (a modo de láminas propias de la ilustración científica) el autor muestra cada ave en diferentes ángulos, edades y actitudes, incluyendo variedades de plumajes y unas muy útiles fotos en vuelo. Respecto a este último detalle, lo sabemos bien los que somos fotógrafos, cabe destacar el meritorio trabajo de obtener fotografías en vuelo de prácticamente todas las limícolas.

No es un catálogo de aves fotografiadas con luces espectaculares, en actitudes curiosas o interactuando graciosamente.

Además, y en esto hay algo de apreciación personal, da la impresión de que el autor ha sabido controlar el impulso de mostrar sus imágenes más hermosas y limitarse a seleccionar las mejores fotografías posibles para el fin con el que han sido elegidas. Así pues, no veremos un catálogo de aves fotografiadas con luces espectaculares, en actitudes curiosas o interactuando graciosamente. No, en esta obra las aves aparecen con luces planas que no dan lugar a equívocos, en actitudes características, posadas en los elementos y plantas esperados y, en definitiva, ayudando a su correcta identificación.

Cada página se completa con un párrafo muy conciso sobre su presencia en la península, hábitos fundamentales y consejos para su observación e identificación. Un preciso mapa de distribución y una pequeña ficha de datos morfológicos completa la información.

El libro está organizado por familias, con una breve e interesante introducción para cada una de ellas, ordenadas de la manera tradicional, así que su uso será el habitual para todos aquellos que estén acostumbrados al empleo de este tipo de publicaciones. Unos útiles anexos finales redondean la publicación.

El autor.

Carlos Pérez Naval, natural de Calamocha, Teruel, es un fotógrafo que a los 5 años andaba ya trasteando con cámaras aptas para la naturaleza. Con 8 fue el ganador más joven que jamás ha obtenido el Young Wild Life Photographer of the Year, otorgado por el Natural History Museum de Londres, el reconocimiento más prestigioso de este tipo. Desde entonces, ha logrado cuatro primeros premios de categoría (tres de ellos en años consecutivos) y otras tantas menciones de honor en este mismo certamen. En su espectacular currículo también figura como ganador de FOTOFIO y su nombre se ha visto destacado en MontPhoto, entre otros certámenes de prestigio internacional.

Y dejo para el final, para que no distorsione la calidad del trabajo del que se habla, ni modifique la apreciación que se pueda tener sobre él, el dato significativo de que Carlos, este fotógrafo consagrado y autor de este magnífico libro tiene… 16 años.

Guía de aves. España, Europa y región mediterránea

Es una opinión generalizada. Cuando un nuevo aficionado pregunta por una guía con la que adentrarse en el mundo de la identificación de aves, los más veteranos contestan de manera unánime recomendándole, cueste lo que cueste, la adquisición inmediata de la guía negra.

Lo del reto no va en balde, que encontrar un ejemplar de la segunda edición en castellano comienza a ser difícil y su precio se sitúa por encima de los 50€. Precio, que para ser de un libro -teóricamente- de bolsillo, no deja de ser elevado. En cualquier caso, lo cierto es que cada céntimo de euro estará bien invertido. Lars Svensson (Suecia, 1941) es un ornitólogo, especializado en paseriformes, que ya en la adolescencia dedicaba su tiempo a traducir y adaptar guías de identificación británicas a las necesidades suecas. En 1970, con solo 29 años, editó su Guía de identificación de paseriformes europeos. Un año más tarde, era ya una personalidad en su terreno, gracias a sus trabajos de identificación, sus expediciones y publicaciones. En 1999, se publicó la primera edición del volumen que nos ocupa y que desde entonces ha sufrido continuas actualizaciones.

Lars Svensson.

La característica principal de esta guía no es solo la calidad de la información que contiene, sino la densidad de datos por centímetro cuadrado que la Svensson ofrece. Los textos, encomiable labor la de los traductores, se apoyan en una gran, sabia e intuitiva, utilización de las abreviaturas. Entre esto y la disciplina respecto a la economía de lenguaje, Svensson consigue, con los escasos párrafos utilizados para cada especie, aportar una cantidad sorprendente de información.

Las Ilustraciones

El tema de las ilustraciones -obra de K. Mullarney y D. Zetterström- es otro de sus puntos fuertes. Si generalmente en las guías se presenta al macho, la hembra (en el caso de que exista dimorfismo sexual) y, como mucho, un ejemplar juvenil, en esta pequeña enciclopedia se añaden una o más imágenes con algún jizz característico, silueta en vuelo, detalles comparativos con especies semejantes, explicación de los distintos plumajes por edades, si los hubiere, o actitudes en el medio, que ayudan a identificar. En la galería encontrarás ejemplos de todo ello. Además, la precisión en el dibujo es tal que, aún teniendo unas dimensiones pequeñas, la claridad de los trazos y magnífica impresión resalta mucho los detalles clave para la identificación. Esto es así, aunque el usuario tenga la vista cansada. Todo ello se completa con algunas láminas concretas, muy útiles, como la de híbridos de anátidas o los breves sobre las especies divagantes, o las de las aves introducidas y escapadas.

Hay que señalar que este es un libro de consulta. Por sus dimensiones, que no le permiten ser guardado en un bolsillo, y su peso, que sobrecargará en exceso la mochila, es mejor dejarlo en casa. Quizá, como guía de campo, existan opciones mejores.

En definitiva, 450 páginas llenas de información muy precisa que en su conjunto conforman, sí, la que posiblemente sea la mejor guía de identificación general de aves. Es el libro-herramienta que tarde o temprano comprarás.