Verkami recaba financiación para publicar El gallipato (Pleurodeles waltl).


La obra fija su atención en este endemismo, para desgranar su etología paso a paso.

El gallipato (Pleurodeles waltl) será el primer libro monográfico dedicado a esta especie, tan interesante como desconocida. La obra, que pretende hacerse imprescindible en cualquier biblioteca naturalista o herpetológica, fija su atención en este endemismo, para desgranar su etología paso a paso. De la Fuente ha organizado el trabajo en capítulos ordenados de manera cronológica, tomando como punto de partida el momento en que los gallipatos abandonan sus refugios de invernada. A partir de ese momento, el tratado estudia todo el proceso reproductivo de la especie, hasta que la nueva generación termina la metamorfosis. Por supuesto, el estudio aborda temas como hábitats, alimentación o quienes son sus depredadores. También profundiza en el asunto de conservación y en el impacto de plantas fotovoltaicas y parques eólicos. Enfermedades que les afectan, planes y proyectos de conservación son algunos de los temas que completan El gallipato.

El libro, de 160 páginas y algo más de 150 fotografías, está editado en color y con un tamaño de 14,8 x 21 cm. Como suele ser habitual en los crowdfundig, Verkami ofrece una serie de opciones para hacer una precompra de la edición y así convertirse en mecenas del proyecto. Por unos módicos 21€ puedes colaborar con su publicación y tener este indispensable en tu biblioteca. Por supuesto, la totalidad de la recaudación va destinada a cubrir los gastos de la impresión física y distribución del libro.

IV Festival de los Vencejos en Alange.

Ponentes de las jornadas técnicas junto a la alcaldesa y el teniente alcalde

Han vuelto los vencejos,
como ellos vuelven…¡siempre!:
con su alegre chillar el aire agitan
y el cielo, con su raudo ir y volverse,
al caer de la tarde cobrar vida parece.
Miguel de Unamuno

Alange es probablemente el único lugar de la Península Ibérica donde se pueden observar a cinco especies de vencejos. Cuatro de ellos, el común, el real, el cafre y el pálido, crían allí y, el quinto, el vencejo moro, ha sido citado en varias ocasiones. Un pueblo que adelanta la apertura del lavadero municipal -preciosa arquitectura popular de principios del siglo XX- para recibir a los participantes del IV Festival de Vencejos, es un pueblo que da pistas muy claras sobre su hospitalidad e importancia para con estas aves. Es un ejemplo de lo que debería ser la normalidad, el respeto a la naturaleza y nuestra implicación en su cuidado. Para muestra un botón: en el vídeo de promoción del Festival colaboran vecinos y vecinas de Alange y, además, está realizado por un joven ponente de la mesa redonda, también próximo a esta localidad. A esto se suma la presencia en la inauguración de la alcaldesa Julia Gutiérrez Dios.  El Festival se celebró durante los días 28 y 29 de mayo con diversas actividades como jornadas técnicas, rutas ornitológicas y talleres

El agua en general y el embalse en particular está muy presente en Alange.

El leitmotiv de este año ha sido la importancia del mundo rural como desarrollo de lo sostenible. En el mes de mayo, en Fitur, se otorgaron los premios de Turismo Sostenible y el balneario de Alange lo recibió en la categoría a la innovación en la cooperación público-privada. Es en el hotel de este balneario donde se han realizado las Jornadas Técnicas de esta edición. Un espacio lleno de vida en el que las hortensias te reciben en pleno apogeo y visten los pies de los plátanos de sombra que dan cobijo a jilgueros, pinzones, gorriones y varias parejas de oropéndolas, que acompañaron durante toda la mañana con sus saltos, vuelos y cantos. Algo a destacar de estas jornadas fue su amplio rango de aspectos tratados:lo científico, lo divulgativo, el asociacionismo voluntario, el modelo educativo práctico y el sector de turismo de naturaleza y desarrollo sostenible, dando como resultado una visión muy completa del estado de conservación de la especie y las opciones de protección directa que se pueden acometer. La nota más vital y alentadora la dieron los ponentes más jóvenes de la mañana. Aroa Domínguez, profesora del colegio de las Carmelitas de Cáceres, que habló del proyecto educativo “Vedruna. Amigos de los vencejos” y Luca García, joven artista, que resolvió de una manera sencilla y real una pregunta esencial: “¿Para qué valorar la naturaleza? Para disfrutarla, para compartirla en lugar de competir”. Por lo que se ve, para mirar al futuro de nuestras aves tenemos que mirar al futuro de nuestra especie. Es por eso que parte del público indispensable al que va dirigido el evento son los jóvenes y los más pequeños, que pudieron trabajar su creatividad y aprendizaje sobre las aves a través de los talleres, de una excursión rural pajarera y de los cuentacuentos que se realizaron.

La iglesia de Alange tiene una colonia de vencejo pálido y como vecinos varias parejas de grajillas y una de cernícalo común. Al atardecer, la atención se la llevó un ejemplar de nutria en el rio.

Al mismo tiempo que se desarrollaban las ponencias el día 28, una ruta ornitológica te llevaba a conocer a los cerca de 1.000 vencejos reales que nidifican en la presa y a todas las especies características del Cerro de la Culebra y del Embalse de Alange, que pertenecen a la ZEPA “Sierras Centrales y Embalse de Alange”. De los más característicos que se pudieron observar estaban el alimoche, el roquero solitario y la collalba negra, bajo el calor que ya iba avisando de la entrada del verano extremeño. Otras dos rutas conformaban el programa. La de la tarde del primer día, que ampliaba la visita a la ZEPA, en la que también se describió el paisaje característico que la compone y cuyo paseo acababa en la presa donde retozaba y disfrutaba del atardecer una pequeña nutria que quitó protagonismo a sus reales vecinos, que no paraban de chillar y demostrar sus capacidades acrobáticas. La otra, cerraba el Festival y visitaba la ribera del río Matachel en su tramo final, al encuentro con el Guadiana. No nos olvidamos del interesante curso de fotografía “Duelos con vencejos” en el que pudieron participar desde profesionales, amateurs, niños, jóvenes y público en general y que más de una edición ha dado alguna que otra sorpresa.

*Audio de lectura. Grabado en el parque público de Alange al amanecer. Tres oropéndolas dialogan por encima del estruendo de gorriones y jilgueros. De fondo, unos gallos nos recuerdan que Alange sigue teniendo sabor a pueblo.

Pésimas noticias desde Villadangos del Páramo

El bando hacía referencia a las grajas (Corvus frugilegus) que habitan a la salida de su pueblo y por trasladar se refería a destruir la colonia. La presión social y mediática puso en apuros a Alejandro Barrera. Hasta allí se desplazó la rastreadora de fauna silvestre Luisa Abenza para comprobar el estado de la colonia, encontrándose con varios arboles talados y pollos de la especie muertos en el suelo, hecho que fue denunciado ante las autoridades competentes. Finalizada la época de cría el asunto pareció olvidarse.

Juvenil y adulto de graja de la colonia de Villadango del Páramo tal y como fueron encontrados. Fotografía: Luisa Abenza.


La población de grajas en España descendió un 37% entre 2006 y 2019: solo ese dato bastaría para incluirla en el listado de especies en régimen de protección especial.

Abenza, preocupada por la ausencia de noticias de la colonia, se desplazó recientemente a Villadangos, para comprobar sobre el terreno su estado. El resultado ha sido desalentador: pollos muertos colgando desde los nidos con cuerdas sintéticas de uso agrícola enredadas en las patas, cadáveres de ejemplares adultos muertos y también los cadáveres de un adulto junto a un juvenil con aspecto de haber sido abatidos con un arma de aire comprimido. Este último aspecto ha sido puesto en conocimiento de los agentes forestales con el fin de que hagan la retirada de los restos y sean trasladados para serles realizada una necropsia que confirme la causa de la muerte.

Ante el susceptible acoso hacia la especie y la situación de desamparo legal que padece la colonia y la graja en general, El Vuelo del Grajo va a desplazarse hasta las comarcas de León donde la graja mantiene sus últimas poblaciones para documentar su estado e informar a través de este medio.

La graja en España solo mantiene colonia de cría en la vega del río Órbigo, en la ciudad de León y la comarca del Páramo. Su población se estima en tan solo 1399 parejas (censo 2019), mientras que en 2006 era de 2199, lo que supone un alarmante descenso del 37%. Este dato por si solo, debiera bastar para incluir a la especie en el listado de especies en régimen de protección especial.

Señor, dame paciencia… ¡pero ya!

Cambiamos de ordenador para ganar 2 milésimas de segundo de proceso de datos. No nos mejora la vida en nada, pero invertimos dinero cada año. Y no es una crítica, simplemente es un hecho. Invertimos en velocidad y cantidad de información, pero no en tiempo y dedicación para asimilarla. Compromiso, curiosidad y dedicación ya parecen incompatibles con la velocidad de la wifi.

Muchos se ofendieron al leer que se les sugería que, antes de preguntar, estudiasen mínimamente una guía. Por analogía, sería como ofenderse porque te digan que estás leyendo las soluciones al crucigrama sin intentar resolverlo primero.

Corrían los albores del siglo XVI cuando Sir Francis Bacon escribía (en latín, como mandaban los cánones de la época) aquello de «scientia potestas est«, que traducido a la lengua de Shakespeare vendría a ser «knowledge is power«, y en castizo “el conocimiento es poder”. Algo debía de saber del tema el buen señor, considerado como uno de los padres del pensamiento científico moderno por precisar las reglas del método científico experimental, y por desarrollar una teoría empírica del conocimiento, allá por 1620.

Viene la introducción a colación de cómo y para qué usamos la información (y la sobreinformación) que generan las redes sociales. Y hablaremos de ello en el contexto de cientos de foros y grupos sobre naturaleza, aves, rastreo, mariposas o plantas que uno puede localizar en segundos desde cualquier pantalla. Y de cómo la gente se relaciona y pregunta, aprende o desaprende, en el contexto de estos foros digitales.

La idea nació hace unos meses, cuando se me ocurrió plantear la cuestión del aprendizaje y la adquisición de conocimientos en una red social que no nombraré («Mark, disculpa por esto»). Durante las semanas previas, invertí algunas horas en analizar la forma en que las personas piden y reciben información sobre identificación de especies (aves en el caso concreto) a partir de fotos que se comparten en redes sociales. Naturalmente, se montó un cierto jaleo y muchos se ofendieron al leer que se les sugería que, antes de preguntar, estudiasen mínimamente una guía. Por analogía, sería como ofenderse porque te digan que estás leyendo las soluciones al crucigrama sin intentar resolverlo primero.

La sensación existente, que hemos comentado repetidamente en tertulias con un café (o con unas cervezas) entre amigos del gremio naturalista, es que se ha producido un cambio brutal en el acceso a la información: ahora la tenemos toda a un solo movimiento del pulgar, que para algunos ya presenta hipertrofia. Incluso con las modernas técnicas de inteligencia artificial y las apps para móvil, podemos fotografiar cualquier cosa y será identificada con un grado (aún variable) de fiabilidad por un algoritmo que no siempre acierta y que a veces nos confunde, pero que otras nos orienta o reduce mucho el abanico de posibilidades. Mientras, los fabricantes de óptica inventan binoculares bluetooth con cámara que identifican lo que enfocamos, llevamos la guía digital en el móvil, los foros de internet están ahí para colgar la foto desde el hide y que alguien nos “chive” de qué bicho se trata. Y con todo esto, el órgano más perezoso y rezongón que tenemos (nuestro cerebro), nos dice eso de “mejor que trabaje otro que nos resuelva el problema”. El mismo proceso que hace que nos invada la pereza para no salir a correr en invierno: una vocecilla cabrona que nos convence para reservar energías y que apliquemos la “ley del mínimo esfuerzo”. ¡Error!

Sir Francis Bacon dijo lo de “knowledge is power” y acertó de pleno. Pero en el Siglo XXI John Bell completó la frase con su “Yes, knowledge is power, but data is not!”. Y esto se relaciona directamente con la aparición del término “infoxicación”: el exceso de información que recibimos y la imposibilidad de analizarla y procesarla en su totalidad. Literalmente, nos ahoga el exceso de información. Igual que esa “necesidad” artificialmente generada de inmediatez.

Si volvemos por un momento la vista no muy atrás, hace menos de 15 años cualquier naturalista -entre los que me incluyo- tenía al menos una librería repleta de guías y manuales de campo: huellas y rastros, anfibios y reptiles, aves (varias guías), huevos, pollos y nidos, mariposas, libélulas, setas y hongos, árboles y arbustos… más luego las guías específicas de cualquier país al que viajabas, mapas y libretas de campo repletas de esquemas, dibujos, planos y anotaciones de cosas vistas.

Y con todo lo anterior, se intentaba llegar al conocimiento con una mezcla apasionante de salidas al monte con expertos que te tutelaban en el aprendizaje, con horas de campo y estudio de la escasa y no siempre perfecta bibliografía disponible. Aprendías a base de esfuerzo y de la pasta que te dejabas en cada librería. Cada visita a una tienda especializada o a un museo implicaba aligerar el bolsillo de todo lo ahorrado durante meses o años. Todo por el momento impagable de abrir el libro en casa e intentar absorber aquel conocimiento, saboreando cada página, cada ilustración e incluso el olor del papel en un proceso que disfrutabas durante años. Aún hoy, abrir uno de aquellos libros hace que vuelvan recuerdos, también impagables, a la memoria.

Todo el proceso se acompañaba de un cierto componente romántico al identificar la especie que habías visto por la mañana entre niebla y frío, con los dedos agarrotados mientras dibujabas, fotografiabas o te grababas a fuego en la cabeza al bicho, su postura, su comportamiento y todo lo que pudieses recordar. Esa especie de la que habías anotado la fecha, hora, el hábitat circundante y la climatología, con la esperanza de que ayudase a identificarla. Un proceso que se repetía con cada nuevo bicho visto, en un proceso de aprendizaje “clásico” que ha cambiado poco, con la salvedad de que la moderna fotografía digital y la tecnología han contribuido mucho a mejorar la vida del aficionado a la naturaleza y las especies silvestres.

Precisamente cuando podemos acceder a toda la maravillosa información existente sobre cualquier especie, con terabytes de posibilidades que nos ponen el mundo al alcance de un “clic”, es justamente cuando menos utilizamos el método científico, la curiosidad y la capacidad de dedicar algo de esfuerzo al estudio. Voy con un ejemplo real: cuando escribo esto, alguien ha colgado en un grupo de serpientes una foto de culebra lisa con su típico patrón de color y algo casi más importante (y raro hoy día): ha descrito el lugar, la altitud y puesto la fecha; además, se aprecia el comportamiento de esconder la cabeza, algo que una víbora no hace nunca pero sí algunas culebras. En menos de una hora había ya 85 opiniones afirmando categóricamente que era una víbora (“muy peligrosa, cuidado con los perros” añadían muchos con evidente buena fe). Varias personas con conocimientos explicaban porqué no era una víbora y cuál era la identificación correcta. Y algunos -ofendidos- rebatían la identificación correcta con el manido argumento de “tengo razón porque en mi pueblo hay muchas”, o el consabido “llevo toda la vida en el campo, me vas a explicar a mí lo que es una víbora cuando he matado cientos (sic)”. Y así es como se produce la falsa democratización de las redes sociales y crece imparable el efecto Dunning-Kruger (la inconsciencia de la ignorancia), cuando personas con poca formación o información ponen en duda y rebaten acaloradamente las explicaciones de expertos, con afirmaciones basadas en su limitada experiencia personal o en ver algún documental.

En vez de esto, se podría consultar una guía y aprender por uno mismo para luego, en caso de dudas, recurrir a un foro de gente con experiencia que aclarase dichas dudas. El resultado sería un aprendizaje en base al esfuerzo personal y al estudio. Y no sirve decir que las guías son caras: tenemos cientos de libros y guías descargables en «pdf» totalmente gratuitas. Lo que parece que no tenemos es curiosidad y ganas de leer y aprender por nosotros mismos.

Precisamente cuando más urgente es promover el conocimiento sobre el entorno y la biodiversidad; cuando la educación ambiental y el conocimiento deberían ser pilares básicos para respetar la biosfera, es cuando la gente hace gala de esta falta de curiosidad científica. Hemos limitado el circuito de formación/información en redes sociales a participar en grupos de identificación de especies en alguna de ellas y colgar fotos de la especie “X” con un escueto «¿Qué es?. Visto en mi jardín”. Sin más. Sin decir siquiera dónde se encuentra el jardín asumiendo que todos lo conocen. A veces repitiendo la misma foto y pregunta en varios grupos. Por supuesto, si corta es la pregunta más lo es la respuesta, que suele ser “gorrión común” con 75 respuestas clonadas, salvo alguno que suelta “tarabilla norteña” y otro que comenta jocoso “velocirráptor” y se queda tan ancho. Casi nadie se lee las respuestas previas, y casi nadie argumenta; uno se pregunta: «si ya hay 4 respuestas de “gorrión común”, ¿para qué repetir 70 más?».

Al final, la cuestión que se plantea es la de cómo aprendemos a identificar al humilde gorrión o a la culebra. Si “sirve” igual salir al campo, mojarse o pasar calor, patear el monte y diferentes hábitats, formarse y estudiar (y usar internet, por supuesto), frente a escribir “¿esto que es?”, y esperar a que lleguen el chorreo de respuestas que pueden (o no) ser correctas. Yo lo tengo claro y espero que muchos de los lectores también: sin esfuerzo, sin curiosidad y sin compromiso por aprender, las redes sociales y la información se convierten en inservible broza. Nada puede reemplazar el salir al campo con los ojos y la mente abierta, disfrutar de y en el monte con todos los sentidos (y lo dice uno que lo pisa descalzo), comprender la sutil importancia del silencio y de la inmovilidad y ejercitar la paciencia que se nombraba en el título. De la misma forma, nada puede reemplazar la sensación de pasar las páginas de un libro o una revista, complementando la lectura con el olor y el tacto de las páginas. Aprender es un proceso que integra un conjunto de sensaciones y de experiencias que hay que vivir. No queda otra.

Decía el entrañable Profesor Challenger a su némesis, el Profesor Summerlee, en la maravillosa El mundo perdido de Conan Doyle: “Sin duda, señor, que un conocimiento limitado llevaría a ese resultado. Pero cuando el conocimiento es exhaustivo, se llega a conclusiones diferentes”. Puestos a pedir algo, me gustaría que todos intentásemos no quedarnos en el conocimiento superficial y profundizar, llegar a ese conocimiento exhaustivo por todos los medios a nuestro alcance. Especialmente ahora, cuando tanta falta hace para reconectar y respetar el medio del que formamos parte. Nos va la vida en ello.

La opción NatureWach

NatureWach propone un turismo de observación conservacionista.

Durante los días 5, 6 y 7 de mayo se ha celebrado en Villafáfila (Zamora) el ‘IV Encuentro NatureWach’ cuyo hilo conductor son las aves esteparias y su situación. Su fondo, inequívoco y contundente, es sentar las bases para que el creciente turismo de observación de fauna no solo sea una fuente de trabajo para profesionales y habitantes de los parajes, sino que sea sostenible y tenga un marcado carácter conservacionista y que su práctica tienda a cero en cuanto a impacto sobre la fauna.

La asociación NatureWatch se define a sí misma como “una invitación al impulso ordenado de una de las modalidades turísticas con mayor potencial de crecimiento en nuestro país: el Ecoturismo (con letras mayúsculas) centrado en la observación de la gea, la flora y la fauna”.

Con un pequeño número de asistentes presenciales -muchos de ellos ponentes a lo largo de los días- y un número mucho mayor en público digital, las jornadas comenzaron con la participación del Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma, Juan Carlos Suárez-Quiñones, dando la bienvenida. Su presencia no pasaría de ser un buen gesto e impulso para el evento de no ser porque demostró, además, conocer muy bien el terreno del ecoturismo y la fauna, salpimentando su discurso con datos y cifras que manejaba con soltura y precisión y sin necesidad de lectura. Este detalle, por sí solo, demuestra la necesidad de la existencia de NatureWach y sus encuentros. Si en las altas esferas se manejan así los datos, toca prepararse para hacer bien las cosas. Y al final es de eso, de hacer bien las cosas, de lo que fue este encuentro.

El plan de trabajo durante los tres días que duró el ‘IV Encuentro NatureWach’ consistía en una sucesión de ponencias breves (30 minutos cada una) que se completaba con una salida de campo y visita a la Casa del Parque. La salida para conocer la reserva y su fauna, con las avutardas como especie estrella, se hizo en cuatro pequeños grupos para cumplir con las normas anti-covid y con la fantástica colaboración de los agentes y celadores forestales de la reserva. El conocimiento del terreno y los datos censales y etológicos que manejan hacen de ellos los guías de excepción más interesantes que se puede tener.

Ponencias

Las ponencias, salvo las más institucionales, fueron impartidas por profesionales del sector. En ellas se exponían, a grandes rasgos, experiencias relativas a la situación del ecoturismo y la conservación con especial énfasis en el ecosistema estepario ibérico. Algunas eran resúmenes de resultados de trabajos de campo; otras explicaban las formas de acometer un negocio de manera no solo sostenible, sino beneficiosa para las especies afectadas y el entorno; otras eran presentaciones de proyectos. Hubo espacio para que los guías de naturaleza explicasen al resto de profesionales su situación, perspectivas de futuro y visión del estado de las estepas, con óptica histórica. Sectores como el de las ferias y hides comerciales tuvieron su representación e incluso se presentó La Ruta 5, último trabajo literario de Alfonso Polvorinos y del que pronto hablaremos en nuestra sección La Biblioteca.

La avutarda es la especie que mejor representa la recesión de la biodiversidad esteparia, aunque no sea la que se encuentra en peor situación.

Especialmente interesante y participativa fue la sesión abierta para definir los puntos fundamentales de comportamiento que ha de tener el observador ante una salida para conocer la fauna esteparia. El objetivo final será la publicación y distribución de dichas recomendaciones, pero durante la sesión de trabajo se puso de manifiesto el verdadero y sincero nivel de preocupación y conocimiento de los profesionales del sector y su involucración en la conservación de las especies y sus espacios.

La opción

Las jornadas, celebradas con una programación de contenidos y una coordinación humana y técnica muy destacable, de la mano de Aránzazu Marcotegui, Joaquín López y con Luis Frechilla y Alfonso Polvorinos a la cabeza, fueron intensas e interesantes.

Es difícil, máxime si se tiene la intención de no nombrar ni empresas ni personas para tener una visión panorámica del asunto, hacer un resumen más extenso de lo que dio de sí el ‘IV Encuentro NatureWach’. La impresión es que, independientemente del campo de trabajo de cada cual, del interés personal o laboral que le mueva, o de los objetivos de los proyectos que cada uno tenga, en torno a NatureWach se han reunido una serie de personas con una visión muy curtida, pero muy amplia. Las lecturas que se podían hacer de la mayor parte de las ponencias, las conversaciones mantenidas en los momentos libres y las impresiones personales de unos y otros no dejan lugar a dudas: el objetivo común y principal es velar por la biodiversidad y los ecosistemas.

«La primavera silenciosa» se mencionó repetidas veces durante las jornadas, en referencia a la perdida de aláudidos en los mosaicos cerealistas.

Está la conclusión lógica, egoísta y rápida de que, claro, si no hay fauna no hay negocio para los profesionales de la observación de fauna, Perogruyo dixit. Pero detrás de esto está la rotunda preparación y conocimiento de las personas que allí se reunieron. Y más adentro aún, aunque bien claro y a la vista, está el respeto y amor verdadero por el medioambiente que la cita transpiraba por cada poro. Y eso es quizá lo interesante de estas jornadas: proponer un desarrollo del ecoturismo absolutamente respetuoso con la fauna. Lo contrario sería alimentar un monstruo terriblemente peligroso y al que sería difícil eliminar más tarde. Y todos allí eran conscientes de ello.

NatureWach 2021 en Villafáfila

Los Encuentros natureWatch llegan a Castilla y León. Desde su nacimiento en la primavera de 2017, estos encuentros de turismo de observación responsable de la naturaleza se han convertido en referente nacional por la calidad de sus ponencias y actividades, y el fuerte compromiso con la conservación y el medio ambiente. Los días 5, 6 y 7 de mayo  , la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila (Zamora) acogerá una IV edición nacional en la que las aves esteparias, el grupo de aves más amenazado de Europa, tendrán especial protagonismo.

Imagen del evento.


La parte presencial de natureWach tendrá lugar bajo las medidas de protección frente al COVID

La  Reserva Natural Lagunas de Villafáfila  es el espectacular marco elegido para la celebración de la próxima edición nacional de natureWatch. Estas lagunas zamoranas son el enclave más significativo para las aves acuáticas, esteparias y migradoras en Castilla y León. La Casa del Parque “El Palomar”, en Villafáfila, será la sede en la que durante tres días los asistentes compartirán, aprenderán y debatirán sobre el ecoturismo y el turismo de observación a nivel nacional y regional. Como es habitual, tendrán ocasión de realizar visitas de campo a la reserva para conocer sus principales recursos naturales en una de las mejores épocas para su observación y también disfrutar con las Noches Temáticas dedicadas a libros y cine de naturaleza conducidas por el escritor, naturalista y divulgador Antonio Sandoval.

Debido a la situación derivada de la Covid-19, las  plazas son limitadas. En esta ocasión -siempre sujeto a la situación epidemiológica- se abrirán 30 plazas para  asistentes presenciales  y  hasta 200 plazas más para  asistentes online. La asistencia online será gratuita y dará acceso a las ponencias, mientras que la asistencia presencial contará con una cuota de inscripción (destinada para proyecto de conservación y cálculo y compensación de la huella de carbono) que permitirá asistir a las ponencias, las noches temáticas y las salidas de campo (una en las lagunas de las instalaciones exteriores de la Casa del Parque y otra en diferentes enclaves de la Reserva).

Compromiso con la Sostenibilidad

NatureWatch  contribuye de forma activa a la conservación de la naturaleza y a la lucha contra el cambio climático  mediante el apoyo económico a un  proyecto de conservación local, desarrollando acciones de  educación ambiental  y celebrando un  encuentro Carbono Neutral. natureWatch Villafáfila 2021 tendrá este sello de identidad.

Patrocinio y colaboradores

NatureWatch Villafáfila 2021 cuenta con el patrocinio de la Junta de Castilla y León y la colaboración, entre otras entidades, de la Diputación de Zamora, la dirección de la Reserva Natural lagunas de Villafáfila, la Asociación de Ecoturismo en España, Oryx la tienda del amante de la naturaleza, Carbono Gestión, y la revista Elecoturista.com. Como siempre, con la organización y dirección técnica de Luis Frechilla y Alfonso Polvorinos.